Estás en Barakaldo. El puto centro neurálgico de la margen izquierda de la ría. Epicentro del punk bizkaino desde que uno tiene memoria. Has comido más humo, mierda y polución en tu vida que birras te has tomado. Llevas media vida viendo a los pijos de Bilbao y del Getxo Sound dando por el culo con sus mierdas indies y afterpunk, y copando medios y festis. Te has frito el cerebro en el zulo del Tubo, a pie de escenario en el Mendigo y en la barra del Basterra.
Y no entiendes nada de la puta moda actual, de las tendencias musicales en que se amparan y de la sociedad que las ha alumbrado. Y la gente y su postureo te cansa y te cae mal. Y estás hasta el coño de escuchar supuestos grupos punk que hablan de hacer surf, de que su chica se ha ido a no sé dónde o de que la última puta película de Tarantino.
Tormenta perfecta. Sacas una libreta, pones en fila todas las cosas que te repatean y anotas a todas las personas a las que mandarías a tomar por culo, y empiezas a escupir letras nihilistas, antisociales, misantrópicas y llenas de rabia, con la intención de dar forma a un ramillete de himnos punk muy hijos de puta. Es la faraona de Baraka. La única e inconfundible Edurne, faro de la escena bizkaina y de lengua afilada como un picahielos en un film slasher. Hate punk, fuck you!
Y te juntas con unos colegas reincidentes (Ana y Andrés), que por casualidad ya han pateado culos con alevosía y fruición desde el dúo los Retumbes, para que pongan la base rítmica, básica, contundente, contagiosa e irritante al mismo tiempo, y unís fuerza con Kañón, fuente constante de ideas peregrinas, ampliamente demostradas en Campamento Rumano, y le cuelgas una guitarra con la que demuestra sus escasas dotes virtuosas con las que le alcanza para pegarte 4 ráfagas de mala hostia, a modo de trallazos en la jeta.
Esto es Solomillo Wellington. más allá de lo culinario (una forma asquerosa de destrozar un buen solomillo de buey), y estos son sus primeros 4 temas. Directos, ofensivos, contundentes y pegajosos. Trágatelos de golpe. Entrarán mejor y les cogerás gusto rápido.
Demasiada clase para el vecindario!